lunes, septiembre 24, 2007

Las cosas sí cambian

Por fin. Me lo merecía. Tuve una semanita completa de vacaciones aprovechando, como muchos, el gran feriado que tuvimos para el 18. Y pucha que sirvió.

Partimos con el pololo a Los Andes el sábado a un rico asado por el cumpleaños de su papá. Allá por el día todo súper rico, aunque me dijeron que andaba "cortando alas"... Y en la noche nos fuimos directo al lugar que yo tanto esperaba: Maitencillo.

Maitencillo fue un placer, los días incríblemente ricos y con harto asado contundente. Esta vez dejé a mi familia y nos quedamos en la casa del Negro y la Cata. Creo que la mezcla de los 4 fue ideal... Lo pasamos bien y demostré que de hambre jamás moriré porque hasta me puse a parrillar un día sin ayuda de nadie. Notable mi asado y los pisco sour que tomamos esa tarde con la Cata conversando las dos mientras mirábamos el mar. Nada más que decir.

Ya para el jueves emprendimos el regreso, pero a Los Andes. Allá siguió el relajo hasta el domingo y disfruté mucho de los chocolates de Alemania... Pero lejos lo mejor de todo fue por fin haber podido tener unas vacaciones con el pololo y valió la pena cada día compartido.

Por último un regalo. Las buenas noticias que tanto esperaba, que aunque son pequeñitas creo que es el comienzo de la doblada de mano al destino que nos tocó.

miércoles, septiembre 12, 2007

Hoy no

Un día sí, otros dos no... Quiero creer que sí, pero cada día se hace más difícil. Y la sonrisa de mentira se hace cada vez más fácil...

La impotencia es lo que desespera. Esta porquería que me está quitando lo más querido y que me demuestra lo poco que le importa a los demás, a los que creía estarían cerca.

Y no importa, claro que no. Que me quede lo que sea, porque así ya no importa.