miércoles, mayo 24, 2006

Días grises

Me gusta la lluvia, el día nublado y la sensación de que tengo todo un domingo para pensar, reflexionar, chanchear y quedarme sólo así: disfrutando de mi soledad. Es que atesoro cada momento que tengo para mí, mi mundo interior y todo aquello que ni yo entiendo muy bien.

Los últimos días han sido grises y no por la falta de luz... Ni siquiera mis momentos han sido como yo los quiero para mí y no entiendo que todo esté al revés.

Me he dado cuenta de que las cosas son más fáciles estando sola, cerrando la puerta y no permitiendo que nadie se entere de mi vulnerabilidad. Sí, es bien simple y me resula cómodo. Yo sólo quiero que nadie rompa esa barrera si es que no va a estar...

Es mi derecho a elegir. Que los días sean grises porque quiero disfrutarlos, no porque me quieren aplastar...

lunes, mayo 08, 2006

La capital

El otro día escuché que nuestra jornada está dividida de la siguiente manera: 8 horas para dormir, 8 horas para trabajar y 8 horas de esparcimiento... Ya sé que las matemáticas no son mi fuerte, pero a mí me están estafando.

Duermo 8 horas y las disfruto al máximo, trabajo otras 8 y tiempo para mí queda poco... La principal razón, creo yo, es todo lo que me demoro en trasladarme de mi casa al trabajo y del trabajo a la casa. Y eso que vivo relativamente cerca...

¿Y por qué tanto tiempo perdido en traslados? Supongo que todos los que viven en Santiago ya sabrán la respuesta. Sí, los tacos y el pésimo transporte público de esta capital de "nivel mundial".


Odio que me hayan estafado con el Transantiago. Odio que no funcione bien y que todo haya sido mentira. Odio ese "bus" con menos asientos que todas las mañanas pelea con la amarilla por más pasajeros. Odio que no ande a la velocidad que me prometieron, que abra las puertas y siga metiendo gente hasta que quedemos como sardinas. Odio ese cartel que dice que por mi seguridad el bus no anda con las puertas abiertas y que mientras lo leo me despeine porque las puertas van abiertas de par en par. Odio que el chofer no sea el conductor profesional que me dijeron que sería. Pero, sobre todo, odio preferir viajar en la amarilla...

Con toda esta odisea diaria, y eso que claramente mi viaje es más agradable que el de la mayoría, son pocas las ganas que me quedan para ocupar mis horas de esparcimiento. Y, aunque adoro trabajar y lo demás, veo cómo el sistema me come de a poco y me comienza a quitar mis tan preciados momentos de ocio...

Ahora sí que tengo miedo de crecer...

domingo, mayo 07, 2006

Doble estándar

Que si está bien, si está mal y lo demás... ¿qué me importa? Al menos hago lo que quiero, porque quiero y no me escondo tras una falsa mirada...