lunes, mayo 08, 2006

La capital

El otro día escuché que nuestra jornada está dividida de la siguiente manera: 8 horas para dormir, 8 horas para trabajar y 8 horas de esparcimiento... Ya sé que las matemáticas no son mi fuerte, pero a mí me están estafando.

Duermo 8 horas y las disfruto al máximo, trabajo otras 8 y tiempo para mí queda poco... La principal razón, creo yo, es todo lo que me demoro en trasladarme de mi casa al trabajo y del trabajo a la casa. Y eso que vivo relativamente cerca...

¿Y por qué tanto tiempo perdido en traslados? Supongo que todos los que viven en Santiago ya sabrán la respuesta. Sí, los tacos y el pésimo transporte público de esta capital de "nivel mundial".


Odio que me hayan estafado con el Transantiago. Odio que no funcione bien y que todo haya sido mentira. Odio ese "bus" con menos asientos que todas las mañanas pelea con la amarilla por más pasajeros. Odio que no ande a la velocidad que me prometieron, que abra las puertas y siga metiendo gente hasta que quedemos como sardinas. Odio ese cartel que dice que por mi seguridad el bus no anda con las puertas abiertas y que mientras lo leo me despeine porque las puertas van abiertas de par en par. Odio que el chofer no sea el conductor profesional que me dijeron que sería. Pero, sobre todo, odio preferir viajar en la amarilla...

Con toda esta odisea diaria, y eso que claramente mi viaje es más agradable que el de la mayoría, son pocas las ganas que me quedan para ocupar mis horas de esparcimiento. Y, aunque adoro trabajar y lo demás, veo cómo el sistema me come de a poco y me comienza a quitar mis tan preciados momentos de ocio...

Ahora sí que tengo miedo de crecer...

4 comentarios:

Nelson Alvarez dijo...

hay una diferencia... ir parado en la blanca es mejor que ir parado en la amarilla... aunque si vas apurado, la amarilla la lleva, o por lo menos te da una esperanza. En la blanca siempre sabes que vas a perder mucho muchoooo tiempo!

EDITOR GENERAL (THL) dijo...

¿Transantiago? Suena similar al "Transmilenio" de Bogotá, que es una lata de sardinas. THILO

katina dijo...

Hola darling,

No había comentado pero había leído... ahora dejo estas letras de señal de vida. Me alegro que todo ande sobre ruedas... aunque sean entre moradas y amarillas (si fueran azules te apuesto que todo sería perfecto). O sea, al final, todo es culpa de los dieñadores... ¿o no?

Spooky dijo...

Sigo prefiriendo las nuevas :(
Es que es impagable que el chofer me pare, a mí, estudiante, con pinta de estudiante, con libros en la mano o carpetas, y que más encima me diga buenos días. Además, que no tenga que saltar como chocopandero cuando intento bajar, que no tenga que colgarme como mono para subir... son hartas las ventajas.
Claro, son lentas, son raras, tienen olor raro, me mareo cuando gira la cosa redonda del centro... pero en fin... es el trade-off.

Que estés muy bien :)
Christian