lunes, enero 07, 2008

Rehabilitación

Tener licencia es algo extraño. Yo nunca había faltado un día por enfermedad. No, yo iba a trabajar con tos extrema, estornudos exagerados y fiebre. Pero ahora fue diferente. Después de mi paso por la clínica el doctor decidió que tenía que quedarme tres semanas en la casa.

Los primeros días fueron de flojera, aburrimiento, dolor y descanso. No me podía mover mucho y caminar menos, y me imaginé que la cero actividad iba a causar estragos en mi cuerpo. Ok, para las vacaciones iba a llegar en las peores condiciones y de mis meses de gimnasio no iba a quedar nada.

Pero no. Me obligaron a 10 sesiones de kinesiología en la casa y no me quedó otra... Lo mejor, resulta que ahora pilates es todo y hasta la rehabilitación se hace con pelota, elásticos y demases. La Ximena me tiene haciendo ejercicio como nunca, viene todos los días, me enseña cosas que no tienen nada que ver con mi cadera y deja en mi casa todos sus artículos para que siga trabajando. Y como no tengo nada más que hacer en el día, me entretengo tratando de mejorar mi elongación que a todo esto no anda nada de mal. A ver si algún día el sobrenombre de Nadia deja de ser irónico...

De la cadera todo bien. Mejoro más rápido de lo normal y ya estoy dejando los bastones para caminar. Me dicen que mis logros son notables y yo obvio que me creo la muerte porque por fin la salud me juega a favor.

Ahora miro mi futuro, las dos semanitas de vacaciones con el pololo a destino desconocido por ahora y creo que podré estar en las condiciones que quiero. Que llegue febrero no más.

1 comentario:

Matías dijo...

Lo único malo de tener licencia por tantos días, es que se acaban. Y después cuesta un mundo volver a trabajar.

Que te mejores.

Saludos del sur