Mi computadora

Esto de las tecnologías es total. A mi casa Internet llegó el año ‘95 y poco después conocí los chat.

Al principio fue IRC, una especie de 7001010 pero más barato. Las primeras veces me conectaba y conversaba con todo tipo de personas, pero un día apareció él, quien si lee esto sabrá de inmediato que lo estoy citando. Con los mails diarios nos fuimos conociendo y de a poco logramos una gran relación. Mi primer amor virtual. Pero eso no fue suficiente y al poco tiempo nos conocimos…, después…, cartas cada vez más extensas. Porque a nosotros nos separaba la hora y media de distancia a Viña. Bueno, y una diferencia de edad que en esos entonces se hacía notar ante todo. De las cartas ya no hay nada más que las que escondo en mi cajón. De vez en cuando una conversación distante. Y es que cada uno con lo suyo.

Volviendo al punto. Luego vino el ICQ, programita que para mi gusto era ideal porque le podías dejar mensajes a las personas cuando no estaban conectadas, buscar a la gente y muchas cosas más. Pero no, vino la moda del Messenger y todos se cambiaron, y los que jamás se habían conectado empezaron a hacerlo, entonces no me quedó otra que sumarme a la masa. Ok, reconozco que este tema es de computina de poca monta, nada que hacerle.

Ahora que a mi novio le dio por irse a Estados Unidos a transformarse en el futuro de Chile, tuve que iniciarme en Skype. Lejos el mejor porque hablas como por teléfono y se escucha de lo más bien, lo que es ideal para mí y mi falta de presupuesto. También conecté la cámara y puedo ser en parte partícipe de todo lo que está viviendo. Patético, pero al menos no me quedo sentada frente al teléfono esperando que haga ring. Ahora espero frente al monitor, pero jugando solitario.